martes, 30 de septiembre de 2008

Veiramar III

Veiramar S.A. es una promotora centrada en República Dominicana desde hace más de 5 años, donde maneja una amplia cartera de suelo para promoción inmobiliaria y gestiona el patrimonio inmobiliario de la sociedad.

Fruto de esa experiencia nace Veiramar III, una torre de 158 apartamentos en 28 niveles ubicada en el Malecón de Santo Domingo, frente a la playa de la ciudad, entre la Avenida Máximo Gómez y el Hotel Jaragua, con fabulosas vistas del Mar Caribe.

Tiene un lobby a doble altura con accesos controlados para residentes y visitantes. Estacionamiento para 300 vehículos con acceso controlado y seguridad monitoreada. Servicio central con 3 elevadores y 2 escaleras contra incendio y ascensor de servicio. Sistema general de detección y supresión de incendios. Además de ducto y compactador de basura. Cuenta con sistema de aire acondicionado central en base a agua helada.

Zona recreativa en tercer y cuarto nivel con vistas panorámicas al Mar Caribe. Estas facilidades incluyen gimnasio equipado, sala para masajes-spa, saunas de vapor, jacuzzi, alberca para niños y adultos, solarium, además de salas y terrazas para la comunidad, área de niños, circuito de jogging, pista de tenis, pista de padel y gazebos.
Veiramar S.A.
Veiramar III, Santo Domingo, República Dominicana, 2008 (en construcción)

PROYECTO
Sánchez y Curiel, Arquitectos.
Andrés J. Sánchez y César Curiel, arquitectos
Plácido Piña, asociado al proyecto
Emilio Olivo, colaborador asociado
Rocío Marchena, Judith Reynoso y Laura De La Mota, colaboradoras

jueves, 25 de septiembre de 2008

Talento Criollo en la gran manzana

Claudia Herasme Alfonso es arquitecta (UNPHU, 1997) con maestría en Arquitectura y Diseño Urbano en GSAPP, Columbia University (2000). En Nueva York colaboró con Susana Torre y en Davis Brody Bond, LLP.  Desde el 2003 es diseñadora urbana del NYC Department of City Planning.

Esta entrevista -y las de cinco jóvenes más- fue publicada en la revista Estilos (No. 128, pag. 33 - 20.09.08) bajo el título "Talento Criollo en la gran manzana".  La comparto en el blog por el propio interés que podría tener y por esa comezón que de algún modo llevamos a flor de piel y que en algunos colegios dominicanos le llaman de "padre orgulloso". Está tal cual salió.
EL TRABAJO  Laboro para el Departamento de Planificación de la Ciudad de Nueva York como diseñadora urbana. Mis responsabilidades son visualizar el crecimiento físico de la ciudad como resultado de nuestras propuestas de rezonificación. En otras palabras, crear y analizar escenarios de desarrollo y su impacto en el contexto de la localidad en que tendrán efecto.


LOS INICIOS  Durante mi adolescencia participé en programas de ayuda social y catecismo organizados por el colegio, y descubrí lo importante que es el espacio público y la estructura urbana. Me di cuenta que el aspecto físico de donde se desarrollan nuestras vidas tiene un importantísimo impacto en la calidad de las mismas. Me fui porque mi pasión son las ciudades, y para hacer de Santo Domingo una mejor ciudad tenía que salir a conocer y seguir estudiando para especializarme en el área.

MEMORIAS CRIOLLAS  Olor a mar … sol, calor, música por todos lados, sonrisas de desconocidos. En lo personal y aunque suene cliché, lo que más extraño es el día a día con mi familia y amigos cercanos. Tengo dos hermosos e inteligentes sobrinos creciendo "a todo lo que da", y es difícil ser la Tía Claudia que vive en ‘nuevayor’ (ese lugar mítico donde vive Spiderman).
En calidad de representate turística, soy muy honesta. Es un país hermosísimo con gente increíble que hace lo mejor de sus circunstancias, donde recibes las mejores atenciones y donde más se disfruta de las pequeñas cosas de la vida. Pero también les cuento de nuestra corrupción y sus consecuencias, de las oportunidades desperdiciadas que hemos tenido como nación en beneficio de unos pocos. En fin, un país lleno de contradicciones.

DIFERENCIAS DE LA VIDA EN NUEVA YORK VS. RD.  Las oportunidades. Debo confesar que al mudarme aquí dudaba un poco aquello de que es "el país de las oportunidades", pues me había creído el cuento de que no importa dónde, si te fajas y haces lo que tienes que hacer sin dañar a los demás te irá bien en la vida. Pues ocho años más tarde parece que ya no soy tan inocente. 

LO MEJOR DE NUEVA YORK  Me encanta caminar sus barrios y espacios públicos, siempre hay algún descubrimiento.

EL ESFUERZO DE TRIUNFAR  Las oportunidades sí que existen en esta ciudad. Yo vine sin conocer a nadie en mi ámbito profesional y a base de muchísimas horas de trabajo y dedicación he podido hacerme un espacio. El esfuerzo empieza a dar sus resultados.

EL MAYOR LOGRO EN NY.  Poder funcionar completamente en otro idioma y vivir de mis propios esfuerzos.

CONSEJOS PARA LOS QUE LLEGAN  Ser tolerantes; seguir tu pasión por más difícil que parezca; y nunca dejar de aprender (ya sea personal o profesionalmente). Cuando uno siente pasión y dedicación por lo que hace no hay que tener miedo, si no la pegaste en la primera la pegarás después, lo importante es el compromiso a intentarlo.

EL REGRESO A LAS RAÍCES  Cuando salí de RD nunca pensé que estaría aquí por tanto tiempo, salí con el compromiso personal de volver para ser un ente de cambio y desarrollo en mi país. Pero creo que aún no es el momento. La respuesta es SÍ, pienso en regresar algún día, la pregunta es más bien el cuándo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El ejemplo de Ja'el en Progresando

Felipe (Branagan) y yo hemos dado muchas vueltas en bici por los alrededores de la UASD y todo lo que se conoce como la "zona universitaria", una especie de prolongación de la trama de Gazcue al oeste de la avenida Máximo Gómez.

Lo más interesante de la "Ciudad Universitaria" (1944) de Santo Domingo es su planteamiento urbano de continuidad con la ciudad, al modo tradicional europeo, que se contrapone al campus norteamericano aislado de sus vecindarios.

A pesar de las bondades del plan, el recinto universitario no ha logrado resolver los problemas de borde e integración a la ciudad. Algunos edificios como el hospital universitario (antiguo hospital militar), el de oncología y en cierto grado el de residencia de estudiantes (Calasanz), que le eran ajenos, dan ese primer indicio de la potencialidad y los beneficios de construir el borde y completar la ciudad, sin que eso vulnere sus deseos de resguardo de su propio territorio. La ejecución de la verja trastornó la integración y convirtió el recinto en ghetto. Una pena.

A Ja’el García (Santo Domingo, 1966) le cedieron un rincón casi residual de la propiedad universitaria para proyectar el Jardín Infantil Progresando (2007) e hizo lo que había que hacer: un edificio que está dentro del recinto universitario y que a la vez resuelve el borde en una continuidad urbana que completa el bulevar Santo Tomás de Aquino. Una solución que mantiene la escala residencial de los vecinos, pero que a la vez proporciona una connotación institucional reconocible. Además, está resuelto con mucha destreza, esa que siempre he reconocido y admirado en Ja’el. Y tiene conducta urbana ejemplar.

El Jardín Progresando explora el patio como microclima deseado y necesario, pero lo transforma en un espacio público grandioso que estimula la convivencia y la socialización. Aunque la celosía -lattice- (yuyeo) tiene mayor refinamiento en el dibujo que en la ejecución, ello no le resta al encanto especial de la guardería ni tampoco la altura doméstica de las pérgolas de entrada.

Cada vez que paso frente a este edificio de Ja’el celebro sus virtudes, pero extraño que se le escapara el impacto urbano que tendría si esa misma entrada la hubiera colocado en la vista culminante de la calle. Habría dado un palo.

Cuando veo el ejemplo de Ja’el García en Progresando, valoro el importante esfuerzo con el que toda una generación de jóvenes está contribuyendo al contenido y profundidad que debe ir adquiriendo la arquitectura contemporánea que se construye en República Dominicana. Y eso, de verdad, me llena de esperanza e ilusión.

Fotos, dibujos e información adicional en AAA 029


jueves, 18 de septiembre de 2008

La Suprema en las anécdotas de Cuqui

Emilio Olivo se ha convertido en una especie de intermediario entre Cuqui y yo. Tenía listo el texto "La Suprema en segunda", pero antes quería confirmar algunos datos con Cuqui. Entonces llegó este relato en el que comenta sus vivencias de cuando hizo la Suprema. No tuve que cambiar una sola palabra de mi texto como consecuencia del de Cuqui. Eso me sorprendió. Sólo precisé que la escultura frontal es de Prats Ventós (1925-1999).

De entrada, lo que más impresiona es su expresión inicial "detrás de los de la “Feria de la Paz..." lo que hace pensar que para Cuqui esa feria también era y es la "avenida principal". Hay que tener en cuenta que para cuando se inauguró la Suprema (26.02.1959) Cuqui Batista apenas tenía treinta y tres años. Era un muchacho.

Estimado Emilio, Saludos:

El edificio que albergaba la Suprema Corte de Justicia, detrás de los de la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre” hasta mudarla al nuevo en la avenida principal, nos fue encargado por el ingeniero Alejandro Martínez y Martínez, quien ya me conocía desde mi primer día de trabajo en donde Henry Gazón Bona, en razón de que sería el constructor de lo que debíamos dibujar, y había un atraso por falta de dibujantes.

Hasta ese momento nunca habíamos dibujado nada para ser construido. Desde que pegamos el papel con chinches y trazamos el marco que se nos pautó, y el área de la tarjeta y el giro del lápiz corriendo sobre la regla T, don Alejandro, muy dinámico y expresivo, anunció a viva voz: en esta mesa está el mejor dibujante que haya visto, seguido de la pregunta, tú quién eres?.

Momentos antes, Rafael Bonelly García me había criticado por muchacho y sin dudas, con falta de capacidad para estar en una oficina de esa categoría, y al responderle y criticarle el ambiente, me hizo saber que al que yo critiqué como lento era el mejor dibujante del país, y a la misma pregunta de tú quién eres, me respondió que el era como tío mío, que había crecido al lado de mi tío y mi papá que sería siempre mi amigo, y me habló de su gran capacidad como estructuralista; lo demostró luego cuando buscado para construir la cárcel de la Victoria me encargó el dibujo y hubo ahí una revolución en razón a que no había sanitarios y le dijimos que como se sentiría preso sin un sanitario y me dijo resuelve de donde sacaras ese costo y le respondí que siendo el un estructuralista podríamos anular las vigas y resolver con un techo abovedado, que se podría lograr con más económica carpintería y acero y así se hizo, y luego me dijo que faltaba dinero y le respondí de hacer las puertas interiores de hojalata para que no pudieran agujerearlas o quemarlas.

Al responderle a Alejandro Martínez me dijo que le terminara los planos cuanto antes. Cuando pregunté a Gazón sobre la asistencia estructural, me dijo, busca en el archivo, y pregunta el lunes al primer ingeniero que venga. Llegó Petrus Manzano, miró el plano y dijo que la estructura estaba bien; el croquis era de Gazón.

Con relación al tribunal hice una solución que cuando Alejandro la vio, me dijo que de que país creía yo que era y me invitó a ir al solar y se hizo lo que está, luego criticado por Don Humberto Ruiz Castillo, en relación a las placas exteriores exigiendo ponerlas a escuadra en las esquinas, él era el ingeniero de la presidencia y nos conocíamos desde la universidad donde daba la descriptiva y me cambió la materia por soluciones privadas de bombas de gasolinas y otros proyectos como la elevación frontal y lateral de la iglesia de Moca y otros proyectos ya que me había recomendado Petrus Manzano de que no me equivocara nunca cobrándole a Don Humberto y cuando me equivoqué diciéndole que se necesitaba 700 pesos para el gasto de una oficina para dibujar el Alma Mater (de la UASD) se lo pidió a los franceses de la Basílica de Higuey y luego me enteré de que estos le exigieron y hubo que pagarles 35,000.

En la planta interna del edificio de justicia no hubo cambio alguno, y Alejandro jugó con el piso, y también hizo la estructura. En vez de pagarla prefirió ponerle acero de sobra, era su criterio. Las placas bordeando la caja del edificio al modo del Partenón de Atenas no la pegábamos. La escultura se encargó a Prats Ventós.

El señalado como el mejor dibujante del país, lo era, fuimos amigos, yo lo usaba como estructuralista en una casa en la Meriño de Mario Penzo, en un puente en arco sobre el Ozama de Petrus Manzano como dibujante de presentación, y así también en una fachada del Bellas Artes sombreada, para Ingenieros Asociados. Otro edificio para Alejandro Martínez, para la lotería, me acercó en amistad con Guillermo González Sánchez quien me decía ocasionalmente que donde el estaba yo cabía.

El mejor dibujante del país era Bibilo. Andrés de los Santos Báez. A quien Gazón nunca pudo decir Bibilo si no Ribilo o de los Santos Reyes. Con Bibilo fuimos a muchos concursos que nunca ganábamos. Eso de concurso siempre ha tenido sus trucos; sólo serán eficientes cuando los participantes funjan de jurado.

Gracias reiteradas, saludos para Plácido.
Cuquibatista@hotmail.com

lunes, 15 de septiembre de 2008

La Suprema en segunda

El Centro de los Héroes en Santo Domingo fue planeado más como distrito administrativo que como recinto ferial (1955). Su organización espacial se basa en un eje hacia el mar con una fuente en el centro, en lo que pudo ser una plaza cívica. En el Congreso y el Ayuntamiento se concentra todo el simbolismo de poder y hegemonía. Detrás, en segunda línea, todos fueron edificios bajos o para usos sin trascendencia pública.

Los dos “palacios”, el Congreso y el Ayuntamiento, los diseñó Guillermo González (1900-1970), el arquitecto estandarte y autor del plan maestro. Eso trae a colación el tema (Speer-Hitler) que busca explicación a la pregunta “¿Por qué los mejores arquitectos construyen para los peores regímenes?” y que a propósito de los recientes juegos olímpicos de Beijing, Luis Fernández Galiano explora en su artículo “La arquitectura en los Juegos Olímpicos” (El País, 05.08.08). En "La Arquitectura del Poder" (Ariel, 2007), Deyan Sudjic hace unas polémicas interpretaciones que ilustran las relaciones entre los arquitectos y los poderosos durante el siglo veinte.

Los pabellones menores y los efímeros, se asignaron a arquitectos muy jóvenes, y es justo ahí donde se manifiestan los esfuerzos más notorios de búsqueda y originalidad. Los que tenían más frescor.

A tono con la ideología de un régimen tiránico, la Suprema Corte de Justicia fue puesta en segunda línea y colocada detrás del Congreso para que se perdiera en su discreción. Escondida para que nadie encontrara a la justicia o pensara en ella.

Como la Suprema era de segunda, se le asignó a un ingeniero, a Alejandro Martínez, para salir del paso. Pero don Alejandro, que era muy responsable, buscó ayuda para resolver del problema y es cuando entra en escena, discretamente, Cuqui Batista (Santiago, 1925).

A esta Suprema casi nadie la recuerda y apenas aparece en algún registro. Todavía busco una explicación razonable a la fascinación que desde hace tanto tiempo me provoca este edifico. Quizás ni me hace falta buscarla. En estos días le di como tres vueltas, en bici y con Felipe, analizando y tratando de entenderlo. Todavía persisto en ello.

Es un volumen de tres pisos que cubre casi toda la manzana con unos taludes en césped que lo ajusta a las aceras. Para proveer sombra a este cuerpo se le agrega una máscara, o nueva piel, en forma de seudo peristilo, con una sugerente inflexión hacia el centro, apenas perceptible. Esto le cambia la escala y lo convierte en un edificio monumental de un sólo piso con una serie de muros láminas y cuatro esquineros, todo en travertino. La escultura de Prats Ventós (Antonio), en la entrada principal, resalta esa monumentalidad de sencilla nobleza y es la única que en todo el recinto preside a un edifico.

Lo curioso es que en la fachada principal y en la posterior la modulación del peristilo no coincide con la estructura del edificio. Incluso cambia en el vano central de la entrada. Como si uno fuera hecho sin pensar en lo otro, pero con el propósito de lograr espacios impares. La Suprema tiene sus trucos.

Lo que más llama la atención es la habilidad para hacer un edifico abstracto y moderno con una alusión a lo clásico o a lo neoclásico, pero que además tenga un cierto aire fascista.

Aunque a la Suprema la relegaran a ser de segunda, Cuqui Batista hizo un trabajo meritorio. Un edificio que quizás sólo a mí me cautive y para lo que no hay explicación alguna. Pero sigo buscándola.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Holiday Inn Santo Domingo (1)

El Holiday Inn Santo Domingo, de Inverplata S.A., marca de Intercontinental Hotels Group -IHG- es un hotel de ciudad con 162 habitaciones y 20 suites, proyectado con las normas y requisitos habituales de la tipología Holiday Inn. Su arquitectura, en cambio, apuesta por una propuesta que reconoce el sitio y la ciudad, a tono con una cultura contemporánea idónea al espíritu del nuevo hotel de negocios.

El concepto es una barra perpendicular a la avenida Abrahan Lincoln, bien separada de los colindantes, en una lectura de “pieza colocada” sobre una plaza-plataforma. El vestíbulo, a doble altura, propone una experiencia que se traduce en “estar a la sombra en medio de la avenida” lo que fortalece su vocación de hotel urbano.

Recepción, restaurante, cafetería y salas de reuniones se ubican en planta baja, mientras que el bar lounge está en mezzanine, sobre el lobby y la avenida. El Fitness Center (gimnasio, sauna,masajes), la alberca y la terraza jardín -roof garden- culminan el edificio recreando un espacio lúdico con disfrute de la ciudad, las montañas y el mar.

El hotel se incorpora a una zona de la avenida Abrahan Lincoln que va tomando un carácter y perfil urbano de alta calidad y promete ser un nuevo centro de negocios que apuesta a la excelencia. El Holiday Inn Santo Domingo es toda una experiencia contemporánea.

Marquesina y plaza de entrada


Salón de Espera, Hotel Saratoga. San Diego de Los Baños. Cuba
imagen de referencia

Holiday Inn Santo Domingo, Santo Domingo, República Dominicana, 2008 (en construcción)
PROYECTO
Sánchez y Curiel, Arquitectos.
Andrés J. Sánchez y César Curiel, arquitectos
Plácido Piña, asociado al proyecto
Pablo De La Mota, colaborador asociado
William Guzmán, Rocío Marchena y Judith Reynoso, colaboradoras
Gina Calventi, Iluminación


CONSTRUCCION
Sánchez y Curiel, Construcciones

lunes, 8 de septiembre de 2008

El Mercadito de Nani

El miércoles 4 de diciembre de 1957, Nani Reyes (1924-1966) registró en su bitácora un proyecto con el nombre “Edificio Comercial y Apartamientos”. Lo construyó en Gazcue para Antonio Barletta, un cliente al que le hizo cinco proyectos en dos años -entre noviembre del 1956 y julio del 1958- incluyendo su residencia (1956) y la casa de verano en Boca Chica (1957). Una vez terminado se instaló allí El Mercadito, donde ahora está la heladería de Baskin Robbins (avenida Bolívar esquina Juan Isidro Jiménez). Ese día Nani ni siquiera imaginó que su edificio para alquiler sería ejemplar y que hoy, cincuenta años después, se podría aprender mucho de su impronta.

Para tener una idea de la actividad de Nani en esos años, y de su Reyes-Arquitectura Construcciones, hay que pensar que sólo en la avenida Bolívar, en apenas siete años -entre 1956 y 1963- construyó 16 proyectos, entre ellos 14 residencias, El Mercadito y su propia oficina (1960) frente al colegio De La Salle. ¡Impresionante!

El Mercadito de Nani, con todo su rigor moderno, es de esos edificios que mezclan en forma conveniente la vivienda y el comercio; una composición que siempre enriquece la vida de un vecindario y que debería perseguirse en las normativas urbanas. Con su vecino de enfrente, la farmacia Rex (hoy Carol) de José A. Caro Alvarez (1910-1978), forma una especie de portal a la calle Juan Isidro Jiménez. Ambos tienen excelentes zaguanes laterales para la entrada independiente a las viviendas. Y cosa curiosa, Nani Reyes colaboró varias veces con Caro Alvarez.

 Oliva, Rex, Roxy, El Mercadito, se recuerdan e identifican por el nombre de los comercios, además de sus notables virtudes. El Mercadito fue modelo de supermercado de vecindario y la gente iba allí a disfrutar de la experiencia de moverse, con un carrito de supermercado, entre góndolas y en aire acondicionado; también por la calidad del servicio. Y el edificio de Nani es fundamental para celebrar esa experiencia y dejarla grabada en la mente de la gente.

Edificios como el de Nani, correcto, respetuoso, bien pensado, modesto y de buenas proporciones, son los que completan la ciudad y dan carácter a una calle y a un vecindario que, como el de Gazcue, siempre ha sido admirado por su armonía. Está hecho sin alzar la voz. Y eso es importante en el propósito de hacer ciudad.

Cada vez que voy al Baskin Robbins de allí, o paso en bici con Felipe (Branagan), admiro el valor urbano de este edificio hecho sin estridencia. Aprender de la modestia debería ser una búsqueda.

Es posible que Nani Reyes no se diera cuenta que ese miércoles, cuando le asignó en su bitácora el no. 185 al encargo de Barletta, estaba registrando un edificio ejemplar. Una esquina y un lugar memorables.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Texaco Independencia y los prototipos


Lowell,

Desde que recibí estas fotos de la Estación Texaco de la avenida Independencia, me he quedado pensando sobre la evolución de las gasolineras y sus arquitecturas. También del impacto y la transformación de los prototipos sobre las marcas.

Texaco adoptó pronto el Art Deco (Streamline) en sus modelos de gasolineras que diseñó Walter Dorwin Teagu entre 1934 y 1937. Ésa, frente al parque, y la de "Calamidad" en la avenida Mella (entre 16 de agosto y 30 de marzo), siguen esos modelos, y se convirtieron, además, en centro de transportación interurbano; la del parque hacia el Sur y la de Calamidad hacia el Cibao. Al dueño le llamaban así, Calamidad, y por eso a la gasolinera. Viajaba por ahí a La Vega, con Bretelito, Demetrio o con Polonia, en los años en que hice el bachillerato en la capital (1956-1961). Por eso estas gasolineras están en mi memoria.

Las fotos me recuerdan un poco, también, la arquitectura Googie de los coffee shop americanos de los 50. Pero eso no viene al caso. Lo que sí evocan estas imágenes es el valor y la habilidad de la arquitectura cuando se asocia adecuadamente con iniciativas innovadoras. Texaco y Esso son ejemplo de su impacto en carreteras y pueblos de Norteamérica y el Caribe.

Esas gasolineras streamline inundaron el país en los años 50 y causaban furor, no sólo en Santo Domingo, sino en los pueblos del interior, y siempre se situaban en lugares estratégicos. Es más, tenían connotación de progreso, porque con ellas llegaba el asfalto, que no sé por qué le llamaban ¨talvia". Las que permanecen, como esa frente al parque Independencia, provocan el mismo encanto que antes, con esa ilusión cándida de simular "vencer la gravedad".

Pero el caso más notable, en la relación prototipo y marca, es el de la cadena norteamericana de hamburgers White Tower (1926-1972), orientada a la clase trabajadora. Esas fotos me traen todo este tema a la memoria y me hizo volver a revisar el estudio White Towers (2007) de Paul Hirshorn y Steven Izenour (a quien debes recordar por Learning from Las Vegas).

Es curioso, Lowell, el modo en que estas imágenes han remeneado mi memoria y me llevaron a consultar temas que tenía ahí, en suspenso, y entre mis intereses.

Abrazos,

Pla


Nota:
Con la observación de Emilio Brea corrijo el nombre de Caridad, que en un lapsus puse en vez de Calamidad como realmente le llamaban al dueño de la gasolinera. Gracias

lunes, 1 de septiembre de 2008

Pasión por Gazcue

El 18 de noviembre de 1996, Clara Leyla Alfonso pronunció unas palabras en la apertura de la heladería Baskin Robbins de Gazcue. Buscando información sobre "El Mercadito" de Nani Reyes, encontré su texto sorprendente en el que revela una verdadera pasión por Gazcue. Lo comparto.
En 1900, lo que hoy se conoce como Gazcue era una zona de estancias y haciendas.

Desde la Puerta del Conde partían, hacia el Norte, el Camino de Santa Ana, y hacia el Sur, el Camino a Güibia, que con el tiempo se convertirían en las hoy avenidas Bolívar e Independencia,

Gazcue, al norte de la Avenida Bolívar, sobre la línea del antiguo camino de Santa Ana, fue desarrollado entre 1910 y 1920 por Pedro A. Lluberes, propietario de la estancia de Gazcue y las haciendas La Generala, Mis Amores y La Aguedita.

El plan de desarrollo, encargado al ingeniero Arístides García Mella, era básicamente de manzanas 100 por 100 metros, ortogonales a la avenida Bolívar, con solares de 25 por 50 metros y uso exclusivamente habitacional unifamiliar.

Altagracia de Thomén, nieta de Pedro A. Lluberes puntualizaría en 1987 que “mi abuelo comenzó la urbanización de esos terrenos imitando lo que había visto en Santurce, Puerto Rico, a donde iba todos los años a los baños termales de Coamo... Se exigía que las personas construyeran casas aisladas y dejando un jardín cuyas dimensiones también se estipulaban, no se debían construir casas contiguas como en la parte colonial o en Ciudad Nueva, y no se destinó ninguna porción para parque porque se entendía que toda la urbanización serían un gran jardín...

Entre 1920 y 1930 Enrique Henríquez desarrolló su hacienda La Primavera, limitada por la avenida Bolívar y la avenida Independencia, y por la Socorro Sánchez y la Danae. Datos de la época indican que en la urbanización de las tierras de La Primavera se construyeron por primera vez contenes, cunetas y aceras, dejando fajas de terreno para grama y arbolado...

Sobre esta parte de Gazcue aporta la nieta de Lluberes lo siguiente: Al sur de la avenida Bolívar... estaban las tierras de Don Enrique Henríquez, llamadas La Primavera. Al ver Don Enrique que mi abuelo tenía éxito en parcelar sus tierras, quiso hacer lo mismo y también busco a Don Arístides García Mella. Como Don Enrique y mi abuelo tenían diferencias políticas, él encargó a Don Arístides urbanizar su porción de manera que mis calles no coincidan con las de Pedrito. Esa es la razón por la que las calles que van de Sur a Norte desde la Independencia a la Bolívar no coinciden con las van desde la Bolívar hacia el Norte.

La discontinuidad de sus calles transversales, ha guiado a la avenida Bolívar hacia una vocación comercial al pasar de vía de borde de cada barrio originario, a vía de convergencia o confluencia de ambas zonas que tienen entre sí una coherencia urbana meritoria.

Así se construyó el Gran Gazcue que conocemos hoy, limitado por la 30 de Marzo, la avenida Francia, la avenida Máximo Gómez y la avenida Independencia hasta el parque Independencia, y comprende al propio Gazcue, que incluye la Plaza de la Cultura y la Aguedita, al Ensanche Lugo, a La Primavera y al Ensanche Independencia.

Y toda esta zona de la ciudad de Santo Domingo, histórica, modelo urbano, romántica, bella y atesorable, ha caído desde hace ya unos años, más de lo que uno quisiera, en un cierto estado de dejadez y abandono, corriendo el grave peligro de ver desaparecer esencialmente, su preciado legado arquitectónico y urbano, su flora y sus calles arboladas.

Al final de los 80, un grupo de residentes preocupado por el curso que tomaba la zona, lanzó el Movimiento Pro Conservación de Gazcue, logrando levantar en la opinión pública la conciencia de que algo precioso se nos escurría entre la manos, sin que apenas nos diéramos cuenta. Fue un toque de trompeta: la indiferencia debía ser sustituida por la acción y el compromiso. Gazcue debía, tenía que ser rescatado, preservado, vuelto a la vida.

Del 87 a la fecha la acción de este movimiento no ha cesado, aún con sus altas y sus bajas. El poder de convocatoria de Jochi y de Marcelle logró la adhesión de mucha gente sensible dentro y fuera de Gazcue.

Logró, sobre todo, el respaldo de quienes podríamos llamar gazcuenses tradicionales e históricos, algunas y algunos que nunca lo abandonaron físicamente, y otras y otros tantos que siempre han mantenido el lazo afectivo y emocional, su corazón en Gazcue, y que no dudaron ni dudan en levantar sus voces y sus brazos en favor de la supervivencia de su barriada de siempre.

En realidad una larga lista de nombres podría ser insertada aquí; permítanme mencionar sólo algunos sin menoscabo de los que no nombro: Clara Tejera de Reid, María Ugarte, Kanky Despradel, Antonio Thomén, Gustavo Moré, Hamlet Hermann, Thimo Pimentel, Wenceslao Troncoso, María Consuelo de Pérez Bernal, Emilio Brea, Wenceslao Vega...

Creo que los frutos de este movimiento son apreciables. Desde hace unos pocos años antiguos residentes han vuelto a sus casas, se han levantado nuevos edificios y en general, se ha reanimado la actividad comercial de la zona. De barrio netamente residencial, Gazcue se ha ido transformando, al acoger oficinas profesionales, pequeños hoteles y negocios y se aproxima a potencializarse como un modelo real, vivo y dinámico del vecindario tradicional donde la vivienda y el comercio, la cultura y la diversión armonizan en un mismo entorno. Las propiedades recobran valor y nuevos vecinos y empresas vienen a Gazcue.

Y aquí llega Baskin Robbins cautivado por la magia de Gazcue; por la atracción que ejerce el lugar y el orgullo que muestra la gente por su vecindario tradicional. Desde hoy Baskin Robbins es parte de la vida y la tradición de Gazcue.

Este mismo edificio fue vanguardia cuando se levantó a finales de los 50 y aquí mismo se instaló "El Mercadito" el primer supermercado de la zona. Y esta historia nos impulsó a instalar nuestra heladería mas bella, hecha con todo el esmero, con el cuidado que merece Gazcue y sus gentes y con la intención de recuperar la idea de la heladería como lugar de encuentro, de entretenimiento y de placer. Es nuestro compromiso con el futuro de Gazcue

Por eso estamos hoy en el corazón y con el corazón de Gazcue... ese lugar que nos habla de paseos tranquilos en calles arboladas, de atardeceres rojos en casas solariegas, del olor de la lluvia al llegar cada Otoño... cigarrones y almiras brotando en cada patio.

Gazcue es un lugar atesorable... un lugar de magia . A esa magia se asocia hoy Baskin Robbins.

Gracias.


Clara Leyla Alfonso