miércoles, 31 de diciembre de 2008

Hotel de las Artes




Propuesta
Hotel de las Artes
Calle Misiones, La Habana. Cuba (2008)
Estudio Choy-León













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martes, 30 de diciembre de 2008

La arquitectura y las ciudades cubanas en la encrucijada de la cultura y la sociedad.


por José A. Choy.


"La ciudad no es una retahíla de edificaciones, sino la creación más espiritual de nuestra civilización y, con el lenguaje, la más grande obra de arte creada por el hombre. Es el lugar de la cultura, el espacio público por excelencia, el lugar de la civilización."
ROGELIO SALMONA

"La cultura ambiental es […] memoria, realidad e imaginación."
FERNANDO SALINAS



La ciudad

Las ciudades y pueblos cubanos son el patrimonio más relevante de la cultura material de la Nación.

Las ciudades sintetizan, en el complejo proceso de origen y desarrollo de sus formas físicas, los valores espirituales y las aspiraciones de la sociedad. La ciudad es el lugar donde la economía, las determinantes sociales, la política y la ideología se representan físicamente en la tectónica de lo urbano, a través de la cultura y la historia.

El caso cubano es singular y ejemplar. Por más de cuarenta años las ciudades y los pueblos cubanos han quedado como detenidos en el tiempo, sin apenas intervenciones que reflejen las aspiraciones y la riqueza de los cambios sociales. De ahí que en su mayoría se nos presenten hoy como testimonios, ruinas contemporáneas del esplendor de una cultura pasada que sobrevive gracias a la dinámica de sus habitantes en yuxtaposición a estos escenarios decadentes. El abandono que han padecido nuestras ciudades, en aras del desarrollo social fuera de su marco físico, la pobreza producto de limitaciones económicas, y por suerte, la ausencia de las operaciones de especulación urbana características de los años 70 y 80 en América Latina y el Caribe, permitieron que, paradójicamente, estos procesos que destruyeron gran parte del patrimonio urbano del continente, preservaran la imagen y trazas de las ciudades cubanas.

Este panorama desolador es a la vez un reto y estimulo para construir un futuro optimista. Requiere de un esfuerzo actual y colectivo para relanzar los pueblos y las ciudades cubanas apoyados en el aprendizaje que nos da esa tradición y riqueza urbana heredada.

La Habana es un ejemplo donde los problemas se agudizan. Por un lado, la capital representa el tesoro construido más importante del patrimonio cultural y espiritual del país y por otro, el deterioro creciente somete la ciudad a un estado de peligro inminente. Perder la capital, o parte de ella, es perder una parte de nuestra historia y de nuestra identidad.

Preocupa la falta de estrategias y políticas para enfrentar esta realidad. El ejemplo excepcional del Centro Histórico de La Habana, por ser una operación integral de trascendencia cultural, social y humana, debería servir de plataforma para discutir el destino de la ciudad toda. Cienfuegos, Trinidad, Camagüey y Santiago de Cuba apuntan en la misma dirección de preservación de entornos únicos. Si las instancias de la sociedad toman conciencia de la importancia de esta situación, dentro de unos pocos años se podría revertir ese proceso de deterioro y enajenación que sufren edificaciones valiosas, calles memorables y barrios armónicos, hoy en ruinas.

La necesidad de una política prioritaria para ciudades y pueblos dentro de los programas de desarrollo, más que una carga para el presupuesto del Estado, podría ser una vía de desarrollo social. Las experiencias evidencian que operaciones urbanas a gran escala, como la del Centro Histórico de la Habana Vieja, pueden autofinanciarse y crear riquezas para la economía del país. Mostrar en el futuro las cualidades abrillantadas de La Habana por la sabia restauración o las intervenciones contemporáneas adecuadas, tiene su precio pero también su recompensa, no sólo cultural o por la entrada de nuevos recursos financieros, sino también, y sobre todo, por propiciar el bienestar de la población y superar la complicidad con la desidia y el abandono.


La arquitectura

El proceso de desarrollo de una arquitectura situada a la vanguardia de América Latina y el Caribe en los años 50 y potenciada con aires renovadores al triunfo de la Revolución durante los años 60, cayó posteriormente en un peligroso y silencioso anonimato cultural. Es preciso reorientar la práctica y recuperar los espacios perdidos

La insuficiente proyección cultural de la arquitectura actual resulta de su falta de calidad y de su limitado impacto social. Este empobrecimiento hace que sea muy escasa su incidencia en el arte y la cultura cubanos y que se haya mantenido por demasiado tiempo fuera de los espacios de la crítica y de los debates culturales, en contraste con el papel cada vez más activo que hoy tiene la arquitectura en el panorama internacional del arte y la cultura.

La falta de enfoque cultural se nutre, también, de la limitada y uniforme formación de las arquitectas y arquitectos cubanos. Las escuelas mantienen planes de estudios similares, a pesar de que las situaciones locales y las motivaciones culturales de cada región son diferentes. Por otro lado, la formación debería fundamentarse, por encima de otras consideraciones técnicas o prácticas del momento, en una visión humanista, que defina el gran alcance social y cultural de la profesión.

Esta nueva perspectiva debería situar a las ciudades cubanas como el ideal de toda la creación arquitectónica. Ellas son el bien más preciado, respetarlas y entenderlas garantizaría una práctica profesional sólida, encaminada a la tarea más importante del futuro del país: su reanimación y recuperación. En este ámbito en constante renovación, reciclar y hacer ciudad dentro de la ciudad será un proceder válido. La calidad de vida ciudadana se elevará sustancialmente, enriquecida por la eficacia de la vivienda, de los lugares de trabajo y de la calidez y cualificación estética de los espacios públicos.

Por otro lado, las formas dogmáticas y muy centralizadas de la producción de la arquitectura dejan poco margen al ambiente creador. La arquitectura, por vocación y destino propio, es la mayor entre todas las manifestaciones de las artes visuales.

La exclusiva organización de la actividad de proyecto desde las grandes empresas, con estructuras heredadas de la época del CAME, impide la convivencia de otras alternativas de producción. El pequeño taller o estudio de asociados por afinidad de ideas es, desde el Renacimiento, la célula básica para que la creación arquitectónica se desarrolle convenientemente. Liberar la creación arquitectónica de ataduras burocráticas y centralizadas estimularía, de inmediato, en todo el país el florecimiento del talento adormecido de las arquitectas y los arquitectos cubanos. Estas motivaciones irían en armonía con la sociedad socialista a la que se debe aspirar.

Los indicios recientes de que a través de las asociaciones de base de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción (UNAICC), de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y otras posibles alternativas, muestran que se pueden potenciar formas más frescas y adecuadas para producir proyectos arquitectónicos de calidad y podrían ser las responsables de lograr que la diversidad productiva se realice con la legalidad y ética necesarias. Es una oportunidad notable para sacar la práctica de la arquitectura del estado de empobrecimiento en que se encuentra y ponerla al lado de la responsabilidad social y creativa que se demanda.


Confluencias favorables

A pesar de la crisis en que se encuentran nuestras ciudades y la arquitectura cubana, el futuro cercano se presenta promisorio.

En marzo de este año, el Centro Teórico-Cultural Criterios, sometió a debate el tema de la arquitectura (hecho inédito en un medio de tanto prestigio) en el ciclo de análisis del “quinquenio gris”. El poder de convocatoria del centro, permitió que un numeroso y heterogéneo grupo de intelectuales, arquitectos, ingenieros, críticos, artistas y estudiantes, participara en la conferencia magistral ofrecida por Mario Coyula y en los debates subsiguientes vía correo electrónico. Este hecho mostró el valor del debate democrático.

La Gaceta de Cuba, una de nuestras más prestigiosas revistas culturales, dedica el dossier del presente número a este tema. Importantes teóricos y críticos del urbanismo como disciplina, y la arquitectura como teoría y práctica han aceptado colaborar. Más de una decena de personalidades de la cultura, escritores, artistas, arquitectos y teóricos responden sobre el papel que debería desempeñar la arquitectura en el arte y la cultura de nuestro país.

La Gaceta, como siempre, está al lado de los tópicos más candentes y apremiantes de la cultura cubana. Su contribución a la divulgación de parte del pensamiento que gira alrededor de grandes problemas, anima su discusión y clarificación, y sirve al debate y al debido ejercicio de la profesión y la cultura.

El próximo Congreso de la UNEAC, contemplará en su agenda de discusiones el tema “Ciudad, Cultura y Arquitectura”; sin dudas, una valiosa contribución de los intelectuales, artistas y arquitectos cubanos al análisis medular del tema que involucra el arte y la arquitectura, la cultura y toda la sociedad.

Son todas, confluencias favorables.

Crisis en el idioma chino, como gustaba decir el maestro Sergio Baroni, se representa con un ideograma compuesto por dos signos: peligro y oportunidad. La peligrosa encrucijada en que se encuentran las ciudades y la arquitectura cubanas, tiene todavía la oportunidad de definir una política cultural que guíe la acción del Estado. Es un reto que se debe enfrentar con ilusión y coraje.
Octubre, 2007.
José A. Choy.


Publicado en La Gaceta de Cuba. No. 2007.6
Tomado de
Arquitectura Cuba


lunes, 29 de diciembre de 2008

Residencial Gran Hotel




Propuesta

Residencial Gran Hotel
Calle Teniente Rey, La Habana. Cuba. (2008)
Estudio Choy-León












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viernes, 26 de diciembre de 2008

Integración Juvenil

Propuesta
Centro de Formación Laboral. Integración Juvenil
Puerto Plata, República Dominicana. (2008)
Arq. Esteban -Yuyín- González (Santo Domingo, 1982)





miércoles, 24 de diciembre de 2008

La casa de la Rosa Duarte


Cuando estudié el bachillerato en Santo Domingo en los años 50, el colegio -si tenía buenas notas- me permitía salir los domingos a visitar mis familiares. Mis primos vivían en casas y apartamentos modernos y yo, un chico de pueblo, me quedaba siempre maravillado de lo que era el mundo de la capital. Así conocí algunas obras que ahora son registros históricos y que no hay manera de que me las saque de la cabeza. A veces hasta veo en mis recuerdos la calidad de la luz que penetra desde un patio interior. En ese tiempo caminaba la ciudad todos los domingos.

Uno de mis primos vivía en la calle Rosa Duarte, Gazcue, en un apartamento probablemente de Reid y Reyes; pero al lado había una casa que no sé por qué me cautivó a tal punto que a cada rato  correteaba por su escalera y zaguanes. Ni soñaba entonces que estudiaría arquitectura, pero sé que esa casa me atrapaba.

Ya en la universidad, tuve a Julio Hernández Santelises (Santiago, 1927) de profesor de acústica y clima; me enteré que el mismo Julito había hecho la casa de la Rosa Duarte No.6, no me lo podía creer. Julito era un profesor culto, dedicado y admirado, así lo recuerdo siempre. Años después, trabajando con Rafael Calventi, cruzaba por mis Cremas al colmado al doblar de la esquina y pasaba ratos contemplando la casa. Ahora, Felipe (Branagan) se queda atónito cuando me ve ensimismado cada vez que pasamos en bici frente a ese lugar.

Julito Hernández es uno de los arquitectos de Santiago siempre dedicado al experimento y debe haber sido de los primeros en apasionarse con la prefabricación ligera. Siempre me he preguntado lo que tendría en la cabeza cuando hizo esa casa en 1953, para su padre, el compositor Julio Alberto Hernández.

La casa de la Rosa Duarte es en realidad dos en una y cada una completamente independiente de la otra, pero hecha de tal modo que parece una sola bien grande. Para logralo usó un techo fragmentado que abarca las dos viviendas y que se desplaza y gira para también ser el apoyo de la escalera exterior, englobando una variedad espacial de admirable riqueza. El uso apropiado del calado de cemento -bloques ornamentales- y de la ventilación natural cruzada, evidencia una dedicación especial a los temas tropicales de bienestar ambiental. No se parecía a ninguna otra casa. Una pieza verdaderamente ejemplar.

Mi alegría ahora es que cuando vi en la exhibición Home Delivery la foto del prototipo "House in the Garden" que Marcel Breuer construyó en el MoMA en 1949, vino a mi memoria la casa de Julio Hernández. Que Julito desarrollara un esquema similar en los años autárquicos de la dictadura, me llenó de satisfacción y orgullo.

Así que de algún modo Felipe debe entender mis razones para admirar la casa de la Rosa Duarte.  Cuando un edificio o experiencia urbana se queda en los recuerdos, es imposible deshacerse de ello.



Casa en calle Rosa Duerte No. 6, Gazcue.  Santo Dominmgo, 1953

lunes, 22 de diciembre de 2008

Apartamentos en Alma Mater

11 Dic. 2008 13:59:18
Pla,

Buscando una papelería, esta mañana me topé con este edificio en la esquina sureste de la Benigno Filomeno Rojas con Alma Mater. Es uno de esos condominios de dos pisos que abundan en la zona universitaria. Siempre me ha gustado, desde que Carbonelito (Harry Carbonell) me lo "presentó" hace ya unos años.

Me llama la atención lo armonioso de la composición, sobretodo la fachada oeste con la escalera, y la forma en que la doble banda, que abarca ambas fachadas, produce un efecto de doble altura en la esquina enfatizado por el muro de barro.

Nunca he sabido mucho sobre su historia, pero ojalá en uno de tus paseos con Felipe (Branagan) lo reveas y podamos enriquecernos con las "lecturas".

Abrazos,

Ja'el (García)

11 Dic. 2008 18:56:12
Ja'el,

Felipe y yo hemos pasado varias veces en bici frente a ese edificio cuando en ocasiones hacemos recorridos por la zona. Una buena parte de las casas y apartamentos que se construyeron en los alrededores de la Ciudad Universitaria son de la década de 1950, y de inicios de los 60. Muchas familias que se trasladaban a Santo Domingo para que sus hijos e hijas estudiaran en la universidad se mudaban allí para estar a distancia de a pie. La zona universitaria era para entonces muy cotizada, con una trama continua y buena calidad de vida. Varios arquitectos importantes han dejado su impronta en el área; cerca de ese edificio, José Fermín Villanueva hizo un row houses muy interesante, y uno de los primeros condominios que se hicieron con el FHA, en la calle José Contreras (1969).

El edificio que comentas lo recuerdo, además, porque muy cerca, casi al frente, estudiaba con Ángel Haché en casa de Félix Montes de Oca en mis años universitarios. En el segundo piso vivía el ingeniero Orlando Haza, pero desconozco el arquitecto que lo proyectó.

El modelo de edificio de apartamentos como si fueran casas superpuestas predominó en esa época. Y éste, como lo haces notar, es particularmente interesante por la fuerte cáscara de la esquina contra el muro ciego del oeste; pero también por la transparencia y vacío de la escalera exterior y del balcón. Fíjate que al norte, detrás de la máscara, la fachada es bastante elemental; la fuerza descansa en el enmarcado y la esquina vacía. Seguro que también notaste el pequeño gesto inclinado que hacen las "bandas" en el oeste.

Lo que si te cuento, Jaelito, es que no hay nada como recorrer la ciudad en bici. Con o sin Felipe, aunque mejor con él. El domingo pasado fuimos con dos amigos por los montes del norte de la capital y nos bañamos en el río El Higüero. Eso no tiene precio!

Afectos,

Pla

la bici que se va a comprar Ja'el

jueves, 18 de diciembre de 2008

La Casa TES y el New Style (y II)

Residencia Contreras Jorge. Calle República Argentina, Santiago. 1969

A Juan Caminero, se le reconoce humor e ingenio para sacar a flote las situaciones claves que identifican el momento. Johnny inventó eso del "New Style", lo hizo con una propiedad que todos reconocieron, y aquello se regó como pólvora. También inventó lo de “Eje Italia”, un epíteto que estaba muy lejos de denostar y sólo era un código para identificar en la escuela de arquitectura a Rafael Calventi, Víctor Bisonó y a la pareja de Cott y Gautier, todos graduados en Italia. Lo hacía en contraposición a la presencia de Fred Goico formado en USA. A nadie se le ocurriría aclarar que fue idea de Johnny. Todo el mundo lo sabía.

Al año siguente de la Casa TES, en 1969, y como consecuencia de ella, José Antonio Caro Ginebra (Santo Domingo, 1940) construyó en Santiago la Residencia Contreras-Jorge a los padres de Maritica, la dueña de la Casa TES, y con su segunda obra consolidó el New Style. Tony reconoce que “fue diseñada con un programa más cómodo en áreas y costos”, pero donde sigue trabajando “los mismos elementos de diseño, los cuales abandoné después de esta obra pues comenzaron a aparecer en casas por todos lados en la ciudad”.

Estos elementos, los picos, el techo inclinado, el cilindro y las claraboyas, repetidos sin descanso terminaron uniformizando las nuevas casas de Santo Domingo al punto de que "salían solas". Algunos de sus amigos y contemporáneos se afiliaron maravillados al New Style. Y en definitiva fue una contribución a la superación y mejoría de la práctica. El caso más notorio es el de Eduardo Selman, del círculo de Tony. Eduardo había construido poco antes -en Naco- una casa tipo rancho al estilo de House Beautiful, pero rápidamente se distanció de ella y desarrolló una arquitectura residencial de buena calidad con los predicamentos del New Style, incluyendo la suya propia. Y así muchos.

El estilo que proponía la Casa TES apuntaló un tipo de vida vanguardista en una sociedad democrática donde la burguesía empezaba a consolidarse y se configuraban nuevas aspiraciones. La mayoría de los clientes que consumían el New Style eran jóvenes profesionales modernos, cultos y cosmopolitas, que anhelaban mostrar sus propios éxitos. Como consecuencia se acrecentó un inusitado interés en las artes plásticas y en el coleccionismo de arte dominicano. En un momento dado todas las salas tenían pinturas de Ada Balcácer, Peña Defilló, Domingo Liz, Lepe y también de Guillo Pérez y Cándido Bidó. Todo parecía igual. El mobiliario moderno también.

Con la  Casa TES se confirma el hecho de que a veces en arquitectura hay pequeñas obras que marcan un cambio o nuevos rumbos. Aún desaparezcan, queda su huella.

A la distancia, es curioso ver la manera en que en los diferentes períodos las casas de Santo Domingo siempre terminan pareciéndose unas a otras. El modelo de la Casa TES, reforzado por la residencia Contreras-Jorge,  se siguió recreando durante buena parte de la década de 1970, un hecho que ni siquiera el mismo Tony Caro imaginó y mucho menos que sería bautizado por Johnny Caminero como el "New Style". Y que así se quedaría.

Si esta historia no la sabía Felipe (Branagan) es porque conociendo lo empecinado que es podría volverse loco "peinando" Naco en bici tratando de ubicarla. Pero... ya sólo está en la memoria.



Residencia Contreras Jorge. Calle Reública Argentina, Santiago. 1969

lunes, 15 de diciembre de 2008

La Casa TES y el New Style (I)

Casa TES. Santo Domingo. Modelo, 1968

En determinados momentos o períodos, la mayoría de las casas se parecen, tienen el mismo estilo o repiten el mismo modelo. En Santo Domingo eso ha ocurrido siempre de un modo u otro. Y parece que seguirá sucediendo.

Durante la dictadura las casas eran primero casi todas neohispánicas y al final modernas californianas al modo de Neutra. Esos modelos se repitieron tanto que resulta difícil saber si una casa es de Mario Lluberes o Caro Álvarez, o si es de Nani Reyes, Gai Vega o Teófilo Carbonell. Al entrar la democracia, Rafael Calventi sorprendió a todo el mundo con la desaparecida Residencia del Embajador de Francia -antes,  De Castro Goico- (1963) y después, al regreso de su exilio mejicano, cuando implantó las casas mediterráneas a mediados de los años 60.

En la década de 1970, las casas volvieron a parecerse y en la maraña de repetición del modelo y sus variables y reproducciones de repente nadie sabe cómo se inició todo y si existió ese prototipo de referencia. Cuando el prototipo desaparece se hace aún más difícil encontrar el origen de todo, o localizar documentos y testimonios que lo confirmen.

En los albores de los años 70 las casas se llenaron de “picos”, unos techos inclinados con fuertes pendientes a una sola agua, y rápidamente se mezclaron con las mediterráneas. Por si alguien no lo sabía, a eso se le llamó aquí el New Style. Y empezó con la Casa TES de José Antonio Caro Ginebra (Santo Domingo, 1940).

Tony Caro estudió  en Cornell University, en Ithaca, NY, en un momento en que la escena de la  costa este de Estados Unidos la dominaban los New York Five. En Cornell Ulrich Franzen hizo su Agronomy Building (Bradfield Hall, 1968), y la escuela de arquitectura era prestigiosa y actualizada. Cuando regresó al país en 1967, la arquitectura más fresca e innovadora la hacían dos líderes y figuras contrapuestas, Fred Goico y Rafael Calventi, -tecnología vs. humanismo- educados en USA e Italia, respectivamente.

El joven Caro, a los veintiocho años, en 1968, se destapó con su primera obra, una pequeña casa en Naco para su amigo Tomás Eduardo Sanlley y Maritica Contreras, la familia Sanlley-Contreras. De ahí salió la Casa TES que cambió todo. Pero no nace sola, está emparentada con lo que al mismo tiempo exploraba Edward Larrabee Barnes en Righter House -Fishers Island, NY- (1965) con el Shingle Style y Gawthmey and Siegel en su Gwathmey Residence and Studio (1967) a partir del movimiento moderno.

La Casa TES fue construida con estricta economía de medios. Tony cuenta que “estuvo enmarcada dentro del programa de financiamiento FHA que sólo permitía que las viviendas financiadas no excedieran de 125 M2 y de un valor de 15 mil pesos de los cuales financiaban sólo 9,500 pesos” y buscaba "romper el esquema típico de las viviendas".

Los elementos característicos de la casa, como el espacio a doble altura, el techo inclinado, el cilindro de la escalera o las claraboyas de ventilación e iluminación, se reprodujeron como la verdolaga, pero la sustancia, lo verdaderamente innovador, fue ignorado.

Los dos planteamientos esenciales y nuevos eran la estratificación de la secuencia espacial y la implantación en el sitio. La composición era de volúmenes contrastantes, una barra simple para el territorio privado y un cuerpo desprendido y alto para lo público. Todo era distinto. Ni pensar que se entraba por la sala, el ingreso se hacía por un pequeño vestíbulo -entre dormitorios y cocina- el que se atravesaba para llegar al gran salón con doble puntal y mezzanine. La vida social se volcaba a los jardines frontales, en un Naco planeado como ciudad jardín.

Cuando Johnny Caminero vio el impacto de la Casa TES y que aquello se regaba como si nada, dijo “ese es el New Style”. Así lo bautizó y nacía entonces una nueva moda de casas a partir de un modelo. Otra vez.





Casa TES. Calle Tetelo Vargas esquina Silvestre Aybar y Núñez, Naco. Santo Domingo, 1968

lunes, 8 de diciembre de 2008

El Instituto del Libro


En 1956, a los once años, mi familia me envió de La Vega a Santo Domingo a estudiar el bachillerato en el Colegio De La Salle buscando una mejor educación, pero en realidad quedaba claro y establecido que Arturo, mi padre, quería evitar a toda costa que fuera adoctrinado por la dictadura. Lo logró sin mucho esfuerzo. Así fue como llegué a la capital. El antecedente viene al caso porque en los últimos años que hice en el Colegio La Milagrosa, en la Ciudad Colonial, entré en contacto con un lugar que me pareció el mundo más fascinante y democrático que podía suponer: el Instituto del Libro.

Me doy cuenta que era demasiado para un chico que venía de provincia. Los hermanos Escofet (José y Manuel) habían creado un espacio lleno de magia. Eran unos catalanes republicanos amables y paternales que acostumbraban a orientar a uno sobre las mejores o más convenientes lecturas. Animado por mi profesor de literatura, Rafael Lara Cintrón, y por la cercanía, pasaba horas deleitado con unos libros que se podían examinar sin restricción e incluso leerlos allí mismo.

La librería tenía un salón amplio con mesas que mostraban las novedades y paredes enormes forradas de libros hasta el tope. Al fondo, un salón abierto servía de sala de lectura donde podía uno pasar el rato leyendo sin obligación de comprar. Cincuenta años después las librerías modernas funcionan de esta manera. Luego, ya en la democracia y con la pasión por la arquitectura a cuestas, frecuentaba ese rincón de mis asombros en busca de los últimos títulos de arte y arquitectura. Era mi contacto con el mundo.

El Instituto del Libro lo hizo José A. Caro Álvarez (1910-1978) a inicios de los años 50. Es un edificio medianero de uso mixto, con comercio abajo y dos pisos de apartamentos arriba. Pero lo más notable es su conducta y escala pública, su relación con la ciudad, ese vacío que crea junto a la acera y la gran altura al frente con la entrada retirada a modo de zaguán abierto y una vitrina que parece flotar. De antología.

El edificio se afilia al período plano del racionalismo arquitectónico de la primera modernidad; muy correcto, de detalles sutiles, resuelto con sencillez, pero con ingenio y fuerza. Un día, hacia el final de mis estudios universitarios, descubrí algo en su fachada que me dejó atónito. Sus balcones tienen una especie de cortinas en bloques de vidrio curvos que parecen estar a medio abrir o a medio cerrar. Una ocurrencia tan particular y atrevida que siempre me saca mi mejor sonrisa. Hasta ese momento nunca había visto bloques de vidrio curvos y menos usados de esa manera, como si fuera una cortina de cabaret. ¡Alucinante!

En el Instituto del Libro vi a don José Antonio por última vez. Era una tarde de otoño del 1977, cuando lo encontré en medio de una animada conversación con los Escofet y al verme interrumpió un minuto para contarme lo mucho que le había gustado la propuesta del BHD. Eso lo tengo fresco en mi memoria.

Cada vez que hago un recorrido en bici por el centro histórico paso un rato contemplando el Instituto del Libro y tengo la impresión de que cuando Felipe (Branagan) me nota tan embobado piensa que estoy "explotado" y falto de potasio. 

A veces me imagino allí como el chico que enviaron a estudiar a la capital y quedó perplejo cuando vio el mar, pero también me veo descubriendo la pasión por la lectura en aquel lugar de ensueño y lleno de magia creado por los hermanos Escofet.




Instituto del Libro. Arzobispo Nouel No. 258, Santo Domingo.

jueves, 4 de diciembre de 2008

APOSTILLANDO "9biasd y3. Un gran premio"



Por Cuqui Batista


Creemos debería designarse la próxima Bienal 10 BIUASD 2010, ya que el urbanismo deberá sobresalir, así lo exigen las ciudades del universo. La pérdida del alma hermana del óptimo Holger Escoto Frías nunca será suficientemente lamentada. Paz eterna. El alma es en el fondo, todo lo existente, afirmó Aristóteles. La bienal mas que fiesta es precepto desde su inicio por “nueva arquitectura”, hoy aupada a sociedad de arquitectos que ya debíamos conceptuar como sociedad urbano-arquitectónica, dada la exigencia de la demanda de la trama urbana en toda ciudad del universo. Al arquitecto compete velar por la planificación global del territorio de su estado – país, en miras de organizar la producción y la comercialización que nos genere auge económico y la fundación de ciudades industriales en los puertos y mínimas grandes ciudades de servicio en nuestro territorio a preservar para necesario y urgente desarrollo de la ciudadanía que así tendría ciudades eficientes con la infraestructura de que hoy carecen. La falta de premios a la arquitectura verde, obedeció a la alta especialización de Christian Werthmam de Harvard University y el resto del jurado no menos capacitado, también deberá exigir la bienal dominicana soluciones climáticas. Los proyectos “desconcertantes” deben vigilarlos las escuelas de arquitectura poniendo freno desde los decanatos a los que vayan a concursar. Lo mejor de la bienal fue el criterio de invitar profesionales a exponer sus proyectos, algo que debe ampliarse para las próximas, por invitación específica. Si generamos el próximo año un simposio urbano - arquitectónico donde expondríamos nuestro proceso de diseño que luego de establecido haría de nuestro país una múltiple universidad científica climática, tendríamos las bienales más exitosas del universo a la vez que podríamos exportar urbanistas y arquitectos, además de casabe, muebles y dulces.

El jurado de la 9 biasd, fue más allá de lo imparcial creíble y responsable presidido por nuestro Salvador Gautier, seguido por Christian Werthmam que demostró su calidad en su charla, Víctor Navarro agudo joven arquitecto, respaldado por su socia esposa, María Langarita designada secretaria del jurado sin voto, Emilio Martínez con un gran desarrollo de labor profesional en Puerto Rico y Cuqui Batista, quien plantea urbanismo arquitectura como la ciencia que exigen ser, así sujetos a un método proceso de búsqueda solución que estará al servicio de los que así lo acepten. Insistimos en caracterizar el conocimiento y la investigación científicas, tal como se los reconoce en la actualidad y desde Kant que nos dice que el método es un procedimiento según principios y el científico procederá sistemáticamente por el camino crítico, satisfaciendo por completo la razón humana, para la que hemos de justificar toda disposición, ración, función, dación, posición, conceptuación valederas. El gran premio levitaba sobre el muro, las primeras opiniones fueron de los extranjeros, hubo unanimidad y plena satisfacción al otorgarlo sin pero alguno y así fue recibido.
Gracias a Plácido Piña por su enjuiciamiento.

Cuqui Batista.
cuquibatista@hotmail.com


Gran Premio Bienal (Mubarak y Domínguez)