jueves, 13 de noviembre de 2008

9biasd 1. Billy al completo



La exposición homenaje a Billy Reid (Santiago, 1925) me interesa. Muestra la trayectoria de un arquitecto que ha puesto su vida y su pasión en ello, tanto como en sus crucifijos y bastones. Ha hecho su obra con una discreción que lo ha mantenido siempre lejos del pensamiento, la teoría y las posiciones ideológicas o gremiales. Se ha dedicado al oficio. Y ha disfrutado con ello.

Presentarlo en todas sus facetas creativas es una visión justa de una obra que va más allá de la sola arquitectura. La arquitectura de un hombre con una práctica tan dilatada no siempre es consistente. Tiene sus altas y bajas, y sus puntos culminantes, esos luceros que se destacan frente a lo que se hacía en su época. Y así habría que evaluar el trabajo de Billy.

En la muestra hay una etapa excepcionalmente buena. De absoluta vanguardia y de profundo enraizamiento local. Es la primera época y su sociedad con Nani Reyes (1924-1966). Su foto con Nani bajo la valla Reid y Reyes (1951-1956) es de antología. Las imágenes de ese período traslucen un frescor que llena de entusiasmo y que anuncian un potencial tremendo hacia la exploración de una arquitectura moderna de profundas raíces tropicales.

De su segunda firma, Reid Cabral, ahora sólo con su hermano Charlie, hay una residencia extraordinaria que construyó en La Julia. La foto, con un auto de la época, muestra su estructura caribeña ultramoderna como si fuera una imagen mítica del cine de ficción, esto junto a los dibujos constituyen un documento valioso. Esa casa la había atribuido Cuquito (Moré) a Nani o a Reid y Reyes (AAA08, 09.1998. Pag.98) y sucede que el diseño es posterior a la sociedad, tiene la firma de Billy y el sello Reid Cabral en los planos.

Desde la década de 1970, la obra de Billy toma otro rumbo; analizándola en su contexto histórico carece de esa fuerza arrolladora de su primera época, aunque muestra oficio. Aquí, el Chase original de la avenida Kennedy (1968) es un hito en su obra. Después está el trabajo en su última firma, William J. Reid Cabral, una obra mas bien de relevo generacional con su hijo Carlos.

El Billy de los bastones, de los crucifijos y de las esculturas... es otro Billy, aunque sea el mismo. Allí hay más pasión e intimismo. Su Homenaje a Calder (1972) es una pieza maravillosa y alude al escultor de los años 30, después que compartió con Piet Mondrian en su estudio de París (Calder: The Paris Years, 1926-1933).

Sobre la exhibición, aunque la puesta en escena es magnífica, hay algunas reservas. Quien visite la 9BIASD con interés en la arquitectura de Billy, observará que el montaje se concentra en la profusión de fotografías y que la curaduría deja de lado el valor documental y de investigación. Faltan dibujos originales, fechas precisas, clientes, socios, colaboradores y fichas técnicas; eso es lo que permite reconstruir la huella y la traza de Billy Reid, el arquitecto. Lo confirma la belleza primitiva de su dibujo “Weekend-House” (sin fecha).

Me interesa Billy. Algunos de sus edificios los he disfrutado y discutido con Felipe (Branagan) en nuestros frecuentes paseos en bici.

2 comentarios:

Marcos Barinas Uribe dijo...

Tengo una impresion diferente de lo que me llama la atencion. Sus casas son de una volumetria y calidad plastica exquisita y de gran pertinencia local. Pero pienso que la propuesta mas fuerte, digamos la que mas impactaria en estos momentos es la de la fachada en calados de los bancos. Esas imagenes son dignas de cualquier blog contemporaneo de arquitectura.

ppina dijo...

El conjunto de apartamentos Deligne 103 y 105, en Santo Domingo, también es de Billy Reid. Tiene valores destacables. Los dos edificios dan lateral a la calle pero con su micro bulevar, casi un "pocket park", crean una nueva secuencia urbana. El estacionamiento al fondo es un logro que no se había visto antes.

Los dos edificios fueron contruidos un después del otro, y me atrevo a apostar con Ricardo (Martínez) que el 105, el del norte, que aún tiene su placa "Reid Cabral, 1957", fue primero.