jueves, 6 de noviembre de 2008

El Estudio Ana María


La forma en que José A. Caro Álvarez (1910-1978) hizo arquitectura, siempre ha despertado mi curiosidad. Ningún arquitecto o arquitecta del país ha sido tan ecléctico como don José Antonio. Nadie. Ni siquiera Humberto Ruiz Castillo (1895-1966).

Si se examina su obra con detenimiento habría que pensar que su ideología consistía en adoptar una arquitectura para cada tipo de proyecto, programa o necesidad. Las residencias las hizo en neohispánico, para los comerciales usó el moderno y a veces el Art Deco, y en buena parte de las instituciones del Estado aplicó una especie de neoclasicismo. Entonces, habría que hablar de las arquitecturas de Caro Álvarez.

En los años 30 hizo la art deco Casa Plavime (1936) con Leo Pou Ricart (1905-1976), y la Panadería Quico (1938c), para su padre, una mezcla de art deco y protomoderno. Tres joyas modernas: el Cuartel de Bomberos (1944), la Facultad de Medicina (1944) y la tienda El Gallo (1950), todas en Santo Domingo. La Secretaría de Educación (1955) y el Banco Central (1956) son de corte neoclásico. Y sus muchas residencias exhiben un riguroso neohispánico, como su propia casa en la calle Los Pinos.

Como promotor del Movimiento Moderno europeo, Caro Álvarez se sentía cómodo y varias de sus obras se acercan más al manifiesto que a lo construido. Hay una, sin embargo, que siempre ha llamado mi atención y es el Estudio Ana María (Pasteur 251, Gazcue) en un depurado moderno, que para confirmar su eclecticismo está, sin ningún reparo, al lado de la residencia neohispánica que hizo para Francisco Caro, su padre, en la esquina de la avenida Bolívar.

El Ana María era un estudio fotográfico y galería de arte construido en los tempranos años 50, y donde se instaló la retratista y fotógrafa de sociales Ana María Schwartz (¿?-1985), una alemana nacida en Hamburgo que llegó en la década de 1940 y lo hizo para quedarse. Incluía la vivienda de la fotógrafa, independiente pero subordinada a la imagen y escala del estudio. Para don José Antonio una mujer con el talento y la sensibilidad de la Schwartz debía tener un estudio fotográfico que reflejara esas cualidades y, sin pensarlo dos veces, le echó mano a su afiliación moderna.

Lo más relevante del Estudio Ana María es esa fuerte imagen y su escala, a pesar de ser una obra pequeña. Un gran edificio de un piso, cuando en realidad tenía dos. La imagen la fortaleció con el letrero sobre el enorme muro, levemente girado, revestido de madera. Lo hizo elegante como si fuera un gran portal o una marquesina frente a la calle. Ese es el truco.

Quien ve ahora este edificio en manos de la creatividad de una agencia publicitaria, ni se imagina que es la misma obra que he admirado tanto. Cuando montando bici le cuento a Felipe (Branagan) lo maravilloso que era el Estudio Ana María, pone esa cara de incrédulo que mete miedo. Ojalá pudiera encontrar una fotografía original para probarle que no miento. Ojalá.

Ver también GG: versatilidad estilística en PeNéLopE

7 comentarios:

Marcos Barinas Uribe dijo...

No acostumbro a comentar sobre aspectos plasticos, mucho menos a vincular estos a "generaciones". Cuando mencionas que el muro interior estaba revestido de madera -me imagino te refieres al muro inclinado que hace la fachada- lo vinculo a la gracia con que esta "generacion" jugaba con la jerarquizacion de estos planos, existe un edificio en la Kennedy justo frente al Banco del Progreso, del lado sur, muy simple que hacia el mismo gesto de enmarcar la gran escala de la silueta del edificio y dejar que el plano central se luciera con revestimiento de madera rustica y bloques calados. Esto me parece bellisimo, ademas de ser climaticamente apropiado. Fijense que en el caso de Caro Alvarez esa fachada da al oeste.
Este tipo de gestos es el que mi "generacion", no ha podido entender en sus exploraciones plasticas, que son muy naives en lo que se refiere a la pertinencia de los materiales.
Pero percibo una relacion entre esta edificacion y la "formula plastica" reciente.

Anónimo dijo...

Desde niño, siempre me llamó la atención el estudio de Ana Maria, el cual te topabas de frente al salir de la tanda de la tarde del cine Elite.
El letrero blanco en cursiva sobre un revestimiento de madera era muy elegante y en combinación con el techo que doble y baja como muro que lo enmarcaban completaban esa imagen de modernidad que hacía tan interesante un paseo por la ciudad.

Igual recuerdo a Ana María la cual era muy amiga de nuestro vecino, el Sr. Franck Nescher. Ana María era muy diferente a las Señoras de la época, el término "avant garde" la describe bién a ella y a su estudio/casa.

El Sr. Nescher, un Suizo dedicado al negocio de navieras, era otro personaje "avant garde" de esa época.
Su casa, frente a la nuestra era diseño de Gleave, el arquitecto del Faro a Colón. Esta casa, con un techo a una sola agua sobre una planta rectangular era radicalmente moderna para su epoca.
Curiosamente, Gleave la diseño contando con que La Calle Elvira de Mendoza sería prolongada hasta la Cesr N. Penson y esa sería la fachada frontal.

Ana María y El Sr. Nescher pertenecieron a esa generación de europeos emigrados a República Dominicana que tanto influenciaron el arte y la arquitectura dominicana.

Anónimo dijo...

Yo que lo conocí por fuera lo atestiguo.
Era, para mi, que no sabía de quien era, ni qué era,
ni quién la había diseñado, ni mucho menos de que tipo de pensamiento había salido,
un colgante extraño que me agradaba ver como surgiendo de repente a la salida del Elite,
como para saludar la ficción del cinematógrafo que se hubiera podido ver momentos antes.
Y si mal no recuerdo fue saliendo de ver Amarcord, quizás por tercera vez, que me hice la pregunta
porque fue cuando entonces, quizas provocado por el reto singular de las escenas fellinezcas,
y ya en el barranco ineludible de unos estudios abismales que no terminaban nunca,
que la fachada me llamó la atención mas que nunca y hasta me pregunté
¿qué habría detras de esa fachada?
Luego lo supe... Una fotografa extranjera!!!
Supuse que ella había hecho el diseño, singular, no había dudas... y fue luego, muy lejos,
cuando supe lo mismo que tu. Caro otra vez, pero... ¿cómo es posible???
Emilio Brea

Anónimo dijo...

A la verdad que es curioso ver en un arquitecto tantos estilos, pero a veces se justifica por la relación con sus clientes.
Por demás, cuando se habla de arquitectura dominicana Caro Álvarez es uno de sus principales pilares por su trabajo y dedicación.
fb

marcos a. blonda dijo...

Lo que sucedió con Caro es parecido a lo que pasó con otros arquitectos latinoamericanos. En virtud de que el moderno en nuestras tierras no era el producto de un desarrollo de las artes, se asumió como un estilo más. El caso de caro lo vemos en Alejandro Bustillo, la casa de Victoria Ocampo (Bs. Aires)en estilo moderno y el hotel Llao Llao (Bariloche)en un estilo suizo alpino. Roberto Davila hizo otro tanto cuando propuso, para el concurso de Cap Ducal siete propuestas en los mas variados estilos resultando ganadora la propuesta moderna (estilo barco le llamaban) Enrique Browne lo indica de manera detallada en su libro Otra Arquitectura en América Latina. Con respecto al estudio Ana María, lo conocí con mi tío Federico en los 70. Es una excelente propuesta moderna y creo que ganaba mucho con el recubrimiento en madera que tenía en el frente. Allí funcionó en los 80 esa agrupación de corta vida que se llamaba MODERNO y que parió algunos gurús que todavía pontifican por ahí.

ppina dijo...

El edificio de al lado, el de la esquina al sur, también es de Caro Álvarez. Es una edifico de apartamentos al modo de dos viviendas superpuestas y lo hizo para Francisco Caro García (Quico), su padre. Es rigurosamente moderno pero discreto, como si fuera un telón de fondo para celebrar al Estudio Ana María

Pedro Genaro dijo...

Es increíble!!! Nunca hubiera imaginado que el mismo arquitecto concibió ambos espacios y uno al lado del otro!