jueves, 28 de agosto de 2008

En la calle Los Pinos

Recuerdo muy bien la calle Los Pinos. Presumo fue en los años 40 que José A. Caro Alvarez (1910-1978) hizo su casa solariega bien al fondo, al lado del Colegio Santo Domingo. La diseñó al estilo neohispánico, pero al modo de rancho californiano, muy distinto a su emblemático Facultad de Medicina (1944) realizado en la más pura afiliación al Movimiento Moderno. Asumo que a principios de los 50, en todo ese terreno que dejó frente a la avenida Bolívar, desarrolló ese vecindario de la calle Los Pinos, que incluía su propia oficina y unos apartamentos hacia el farallón. En contraste con la suya, todas eran en el espíritu moderno del “post and beam” californiano.

Para esa época despuntaba el programa Case Study Houses (CSH) que auspiciaba la revista vanguardista Arts & Architecture, en los tiempos en que John Entenza fue su editor y Joseph Eichler era un osado desarrollador inmobiliario. Eichler recogió el espíritu moderno que promovía CSH (Case Study Houses: 1945-1966), lo puso a disposición del público y superó la tristeza y uniformidad de los Levittown de postguerra. Con sus vecindarios transformó el paisaje de la suburbia californiana. Joe Eichler se apoyó en reconocidos arquitectos, principalmente en A. Quincy Jones (1913-1979) y su estudio Jones and Emmons. Una colaboración que resultó en más de cinco mil casas basadas en sus diseños (Eichler Homes: Design for Living).

Don José Antonio hizo algo similar en la calle Los Pinos, y es seguro que estaba bien informado de los CSH y de lo que ocurría en California. Era un hombre de cultura renacentista, con una biblioteca impresionante, que cuidaba y atesoraba; tan fascinante que siempre soñé tener algo así para cuando fuera arquitecto. En su estudio vi por primera vez un ejemplar de Arts & Architecture.

La calle Los Pinos fue el primer desarrollo, urbanización o vecindario que se hizo en Santo Domingo al estilo de suburbia americana, con ventilación natural, sin verjas, con césped bien cuidado y estilo de vida al aire libre alrededor de las barbacoas. Muy parecido a los de las Eichler Homes que aún hoy se atesoran. Un lugar también muy apreciado por residentes extranjeros. Para lograr ese entorno, don José Antonio diseñó algunas casas, y parece que buscando diversidad encargó otras a jóvenes arquitectos. Al menos se tiene noticias de que Nani Reyes, recién llegado de Texas, diseñó algunas.

El asombroso éxito de Caro Alvarez en la calle Los Pinos, como vecindario privilegiado, debió repercutir en el desarrollo posterior de la vecina La Julia, al otro lado del Colegio Santo Domingo. Su legado va mas allá de la calle Los Pinos, pero este proyecto tenía un aura, un sentido de lugar -Genius Loci-, que por más que busco no he encontrado nada comparable a sus bondades.

Siempre pensé que la obra de don José Antonio sería de la mejor documentada y que en algún momento volvería a ver, ahora publicada, la perspectiva maravillosa de su propuesta para la Biblioteca Nacional del 1959 (¿o 60?), con sus fachadas de calados tropicales, a lo Edward Durell Stone. No ha sido así. Ni obra completa ni web site. Sólo queda revisitar, en bici, la calle Los Pinos y recordarla en su momento de esplendor. Así lo he hecho.

P.S.
Creo que alrededor del 1969 , Tony y Danilo (Caro), sus hijos graduados de Cornell University, construyeron para ellos, su hermana y Jaime (Batlle), un row house en el jardín de la casa solariega y la convirtieron en un recinto familiar, con mucho respeto al vecindario.

El conjunto fue diseñado en una estética muy en boga en Norteamérica en esos años de los
New York Five y de las casas en madera, neomodernas, de Gwathmey and Siegel; pero al construirse en bloques de cemento y acabado en rústico blanco, se acerca más a una arquitectura mediterránea, muy a tono con la residencia familiar.

Una peculiaridad de este conjunto es que los patios de cada unidad, al ser de hermanos, se integran completamente sin necesidad de verjas, así como los estudios y las terrazas jardín en el techo. Es un
row house magnífico. Eso es verdad.

2 comentarios:

ppina dijo...

La perspectiva de ese proyecto de Biblioteca Nacional es una acuarela del arquitecto Manuel del Orbe, uno de los mejores ilustradores y acuarelistas de arquitectura en la segunda mitad del siglo pasado.

Guaroa Noboa dijo...

Cuantos bellos recuerdos al leer este artículo al cual debo agregar que junto al desarrollo de la calle Los Pinos, con su entrada por la Bolívar, estuvo tambien el de la calle La Cantera, cul de sac por igual con entrada desde la José Contreras. Yo crecí en la calle la Cantera cuyo ámbito privado hacían de esta una especie de oasis urbano.
La calle La Cantera debe su nombre a que fue la mina de donde se extrajo toda la piedra caliza que se utilizó en la construcción de la UASD, con la astucia y correcta planificación de Caro Alvárez quedó una meseta en la parte inferior (la calle La Cantera) y otra superior (los Pinos) con vista al mar. Al igual que su casa, magistralmente descrita por tí, había un edificio de apartamentos al final de la calle Los Pinos que me parecía fabuloso, una clara evocación a la seda de la Bau-Haus y por ende a la facultad de Arquitectura de la UASD, tenía unos ventanales de piso a techo en tres niveles mirando hacia el este y grandes balcones de líneas modernas Lamentablemente, este edificio sufrió grandes daños en el ciclón David y posteriormente fue transformado hasta desnaturalizar su fisionomía original. Al igual que los town-houses de sus hijos, este edificio estuvo ocupado durante mucho tiempo por miembros de la familia de su esposa, los Ginebra, que junto a otros Ginebra de La Cantera se convirtieron en una extensión de mi propia familia. Como dije al principio, bellos recuerdos de infancia y juventud.