jueves, 18 de septiembre de 2008

La Suprema en las anécdotas de Cuqui

Emilio Olivo se ha convertido en una especie de intermediario entre Cuqui y yo. Tenía listo el texto "La Suprema en segunda", pero antes quería confirmar algunos datos con Cuqui. Entonces llegó este relato en el que comenta sus vivencias de cuando hizo la Suprema. No tuve que cambiar una sola palabra de mi texto como consecuencia del de Cuqui. Eso me sorprendió. Sólo precisé que la escultura frontal es de Prats Ventós (1925-1999).

De entrada, lo que más impresiona es su expresión inicial "detrás de los de la “Feria de la Paz..." lo que hace pensar que para Cuqui esa feria también era y es la "avenida principal". Hay que tener en cuenta que para cuando se inauguró la Suprema (26.02.1959) Cuqui Batista apenas tenía treinta y tres años. Era un muchacho.

Estimado Emilio, Saludos:

El edificio que albergaba la Suprema Corte de Justicia, detrás de los de la “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre” hasta mudarla al nuevo en la avenida principal, nos fue encargado por el ingeniero Alejandro Martínez y Martínez, quien ya me conocía desde mi primer día de trabajo en donde Henry Gazón Bona, en razón de que sería el constructor de lo que debíamos dibujar, y había un atraso por falta de dibujantes.

Hasta ese momento nunca habíamos dibujado nada para ser construido. Desde que pegamos el papel con chinches y trazamos el marco que se nos pautó, y el área de la tarjeta y el giro del lápiz corriendo sobre la regla T, don Alejandro, muy dinámico y expresivo, anunció a viva voz: en esta mesa está el mejor dibujante que haya visto, seguido de la pregunta, tú quién eres?.

Momentos antes, Rafael Bonelly García me había criticado por muchacho y sin dudas, con falta de capacidad para estar en una oficina de esa categoría, y al responderle y criticarle el ambiente, me hizo saber que al que yo critiqué como lento era el mejor dibujante del país, y a la misma pregunta de tú quién eres, me respondió que el era como tío mío, que había crecido al lado de mi tío y mi papá que sería siempre mi amigo, y me habló de su gran capacidad como estructuralista; lo demostró luego cuando buscado para construir la cárcel de la Victoria me encargó el dibujo y hubo ahí una revolución en razón a que no había sanitarios y le dijimos que como se sentiría preso sin un sanitario y me dijo resuelve de donde sacaras ese costo y le respondí que siendo el un estructuralista podríamos anular las vigas y resolver con un techo abovedado, que se podría lograr con más económica carpintería y acero y así se hizo, y luego me dijo que faltaba dinero y le respondí de hacer las puertas interiores de hojalata para que no pudieran agujerearlas o quemarlas.

Al responderle a Alejandro Martínez me dijo que le terminara los planos cuanto antes. Cuando pregunté a Gazón sobre la asistencia estructural, me dijo, busca en el archivo, y pregunta el lunes al primer ingeniero que venga. Llegó Petrus Manzano, miró el plano y dijo que la estructura estaba bien; el croquis era de Gazón.

Con relación al tribunal hice una solución que cuando Alejandro la vio, me dijo que de que país creía yo que era y me invitó a ir al solar y se hizo lo que está, luego criticado por Don Humberto Ruiz Castillo, en relación a las placas exteriores exigiendo ponerlas a escuadra en las esquinas, él era el ingeniero de la presidencia y nos conocíamos desde la universidad donde daba la descriptiva y me cambió la materia por soluciones privadas de bombas de gasolinas y otros proyectos como la elevación frontal y lateral de la iglesia de Moca y otros proyectos ya que me había recomendado Petrus Manzano de que no me equivocara nunca cobrándole a Don Humberto y cuando me equivoqué diciéndole que se necesitaba 700 pesos para el gasto de una oficina para dibujar el Alma Mater (de la UASD) se lo pidió a los franceses de la Basílica de Higuey y luego me enteré de que estos le exigieron y hubo que pagarles 35,000.

En la planta interna del edificio de justicia no hubo cambio alguno, y Alejandro jugó con el piso, y también hizo la estructura. En vez de pagarla prefirió ponerle acero de sobra, era su criterio. Las placas bordeando la caja del edificio al modo del Partenón de Atenas no la pegábamos. La escultura se encargó a Prats Ventós.

El señalado como el mejor dibujante del país, lo era, fuimos amigos, yo lo usaba como estructuralista en una casa en la Meriño de Mario Penzo, en un puente en arco sobre el Ozama de Petrus Manzano como dibujante de presentación, y así también en una fachada del Bellas Artes sombreada, para Ingenieros Asociados. Otro edificio para Alejandro Martínez, para la lotería, me acercó en amistad con Guillermo González Sánchez quien me decía ocasionalmente que donde el estaba yo cabía.

El mejor dibujante del país era Bibilo. Andrés de los Santos Báez. A quien Gazón nunca pudo decir Bibilo si no Ribilo o de los Santos Reyes. Con Bibilo fuimos a muchos concursos que nunca ganábamos. Eso de concurso siempre ha tenido sus trucos; sólo serán eficientes cuando los participantes funjan de jurado.

Gracias reiteradas, saludos para Plácido.
Cuquibatista@hotmail.com

No hay comentarios: