lunes, 8 de septiembre de 2008

El Mercadito de Nani

El miércoles 4 de diciembre de 1957, Nani Reyes (1924-1966) registró en su bitácora un proyecto con el nombre “Edificio Comercial y Apartamientos”. Lo construyó en Gazcue para Antonio Barletta, un cliente al que le hizo cinco proyectos en dos años -entre noviembre del 1956 y julio del 1958- incluyendo su residencia (1956) y la casa de verano en Boca Chica (1957). Una vez terminado se instaló allí El Mercadito, donde ahora está la heladería de Baskin Robbins (avenida Bolívar esquina Juan Isidro Jiménez). Ese día Nani ni siquiera imaginó que su edificio para alquiler sería ejemplar y que hoy, cincuenta años después, se podría aprender mucho de su impronta.

Para tener una idea de la actividad de Nani en esos años, y de su Reyes-Arquitectura Construcciones, hay que pensar que sólo en la avenida Bolívar, en apenas siete años -entre 1956 y 1963- construyó 16 proyectos, entre ellos 14 residencias, El Mercadito y su propia oficina (1960) frente al colegio De La Salle. ¡Impresionante!

El Mercadito de Nani, con todo su rigor moderno, es de esos edificios que mezclan en forma conveniente la vivienda y el comercio; una composición que siempre enriquece la vida de un vecindario y que debería perseguirse en las normativas urbanas. Con su vecino de enfrente, la farmacia Rex (hoy Carol) de José A. Caro Alvarez (1910-1978), forma una especie de portal a la calle Juan Isidro Jiménez. Ambos tienen excelentes zaguanes laterales para la entrada independiente a las viviendas. Y cosa curiosa, Nani Reyes colaboró varias veces con Caro Alvarez.

 Oliva, Rex, Roxy, El Mercadito, se recuerdan e identifican por el nombre de los comercios, además de sus notables virtudes. El Mercadito fue modelo de supermercado de vecindario y la gente iba allí a disfrutar de la experiencia de moverse, con un carrito de supermercado, entre góndolas y en aire acondicionado; también por la calidad del servicio. Y el edificio de Nani es fundamental para celebrar esa experiencia y dejarla grabada en la mente de la gente.

Edificios como el de Nani, correcto, respetuoso, bien pensado, modesto y de buenas proporciones, son los que completan la ciudad y dan carácter a una calle y a un vecindario que, como el de Gazcue, siempre ha sido admirado por su armonía. Está hecho sin alzar la voz. Y eso es importante en el propósito de hacer ciudad.

Cada vez que voy al Baskin Robbins de allí, o paso en bici con Felipe (Branagan), admiro el valor urbano de este edificio hecho sin estridencia. Aprender de la modestia debería ser una búsqueda.

Es posible que Nani Reyes no se diera cuenta que ese miércoles, cuando le asignó en su bitácora el no. 185 al encargo de Barletta, estaba registrando un edificio ejemplar. Una esquina y un lugar memorables.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La inmortalidad de los objetos se mezcla con la inmortalidad de las cosas y la de las gentes. Nani, su "mercadito", que Pla evoca, adora y conduce en su bicicletada por Gascue, con el agradable sabor del helado anglosajón y la virtud de poder pagarlos, se entremezclan de evocaciones inmortales cuando de esos años se trata.
Ya tenía un año el film "Melodía inmortal" aquel atrapó la vida del pianista Eddy Duchim (interpretado por Carmen Cavalaro, que era hombre no obstante su nombre, que al ser italiano no importó que se oyera femenino) y en donde Kim Novak nos regaló su mejor mirada de arpía seductora y en el que Tyrone Powell se deja seducir.
La Feria ya iba a cumplir dos años cuando vi la pelicula en el Cine Peravia de San Francisco de Macorís, para la misma época en que Nani registraba aqui su "mercadito" que ahora, 51 años después, Pla recupera para el deleite de sus votantes del mágico blog de la arq en bici...
Gracias Pla, una vez mas... y siempre.
Emilio Brea

Anónimo dijo...

Que interesante artículo! y lo bueno del caso es que no a todos los arquitectos les gusta mezclar vivienda con negocio, ya que la privacidad de los habitantes de la vivienda podría verse violada...pero muy lejos de esto, pienso lo contrario, y hoy en día, me gustaría hacer unos niveles más , en el techo de lo que siempre ha sido un negocio familiar: la farmacia de mi madre y de mi abuela,con funciones de estudio de arquitectura y vivienda para mí. Pues como hija tengo la responsabilidad de seguir la farmacia por una generación más (aunque sea arquitecta)....hace tiempo que lo estoy pensando por lo que me he identificado muchiiiisimo con este artículo. Gracias por publicarlo.

Anónimo dijo...

gracias por hablar de arquitectura pura, simple, verdadera en momentos en que la estridencia nos ensordece. patricia.